A 97 km de la casa, por una solitaria carretera llegamos a la Sierra de Hornachos, declarada como zona de especial protección para las aves (ZEPA).
El pueblo de Hornachos con sus empinadas calles, es de vieja tradición morisca y de una belleza notable.
Ah, y que nadie se olvide de tomar una ración de presa ibérica en cualquiera de sus bares. Es un bocado de cardenales, en versión extremeña.
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